5.9.09

Hallado ante la tele tras 6 meses muerto

El 12 de Marzo comenzó como todos los días. Sin distinguir el lunes del viernes, salió sin importarle que lloviera o hiciera sol. Como cada mañana desde su jubilación anticipada metió todo el pan duro que le quedaba en una bolsa de plástico y se dirigió hacia el parque para echarle los restos de su vida a las palomas sucias que se acercaban.

Cuando volvió a casa no le quedaba pan, pero encendió la televisión para reponer fuerzas. Hacía días que no comía pero se quedaba inmóvil delante del televisor para que la luz le irradiara la electricidad que le faltaba a su cuerpo.
Se sentó en el sofá y abrió la programación de televisión para elegir el canal que le diera más luz y llenara de ruido su casa vacía. Cuando la pantalla se iluminó por fin pudo cerrar los ojos y esperar. Al principio escuchaba con atención, después sólo oía voces que hablaban de cosas que él no alcanzaba a entender, para finalmente, oír sonidos y palabras deformadas sin ningún sentido.
Perdió la noción del tiempo hasta que se despertó con unos golpes que venían de su rellano. Voces desconocidas murmullaban al otro lado de la puerta y el timbre tronaba a intervalos de treinta segundos. Quiso levantarse pero no tenía fuerzas. Permaneció inmóvil con los cojines que se le habían pegado a su cuerpo rígido. Seguía con los ojos cerrados pero aún le llegaba el destello parpadeante de la pantalla de su televisor.
Después de varios minutos la policía tiró la puerta abajo y avanzó lentamente por el piso a oscuras. Comenzaban a abrir una puerta cuando escucharon las noticias del mediodía en el salón. Allí encontraron el cuerpo estático de frente al televisor sin perder la compostura pero sí el latido. Con los ojos cerrados y el mentón firme su cara dibujaba una sonrisa leve mientras una mano sujetaba el mando a distancia. La pareja de policías inspeccionó todo el salón pero no encontraron nada fuera de lo normal. Después de la policía llegó la ambulancia y después de ellos toda la casa se llenó de gente extraña. Alguien le quitó el mando de las manos no sin cierta dificultad, y por fin apagó la televisión después de 6 meses. El hombre dejó de sonreír mientras le inmovilizaban a una camilla. El camillero que ya le daba por muerto, comentó en voz alta que parecía un tipo aburrido para morir sentado.
No sabes cuanto - pensó el jubilado.

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