11.12.10

Los del gallinero pueden aplaudir, los de los palcos basta con que hagan sonar sus joyas (J.Lennon)


Las consecuencias son inevitables

Así comenzaba Bunbury el pasado miércoles su concierto en el Liceu. Sin hacer ruido ni muchos aspavientos. Un inicio para pedir silencio (y permiso para cantar)

Pensando en todas las veces que lo he visto, creo que el primer concierto que escuché de él comenzaba dando la bienvenida al Club de los imposibles. Parece que ese club me traería consecuencias hasta hoy.
Será cuestión de tiempo, de edad y mucho oficio, pero los conciertos de Bunbury nunca defraudan.
Pueden ser en un estadio de fútbol, en una sala centenaria o en el Gran Teatro del Liceu. Todos los conciertos me recuerdan porqué me gusta tanto la música en directo.
La pasada noche, el Liceu fue el colofón de una gran temporada. Canciones que caen por goteo, sin prisa pero sin pausa. Cada vez mejor interpretadas y con giros nuevos para volver a escucharlas desde otra posición.
Por desgracia para el autor, ser genial ya no es una novedad.
Nos volveremos a ver, por si algún día canta la canción que nunca canta.

20.11.10

Neopuritanos


Recojo el testigo de Birlochas para escribir sobre esos nuevos puritanos.
Le he dado una semana al concierto del pasado día 12 para dejarlo reposar y que suba cual bizcocho en el horno. Pero si sigue esperando se va a quedar seco.
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These New Puritans no hacen discos, hacen sonidos. Crean un espectáculo de luz y mucho sonido. Dicho así podría ser un piromusical con instrumentos de viento, pero van un poco más allá. Son el final del experimento.
O eso es lo que parece al verlos en directo. Toda la banda tocando y probando una receta larga para hacer un bizcocho que sube sin parar.
Me impresionaron a pesar de que fue un concierto corto.
Después de tantos conciertos, he estado cerca de muchos altavoces y más de una vez he sufrido por la salud de mis tímpanos. Pero nunca me había rebotado el sonido en la piel.
Es una sensación extraña escuchar y tocar el sonido a la vez. Notabas como se acercaba, se quedaba pegado a la piel y luego rebotaba antes de irse.
El humo que subía hasta el techo generaba niñas inglesas que se movían en forma de congas por toda la sala. Sin un destino fijo y sin saber de dónde crecían, aparecían en los lavabos hablando en inglés para luego volver a hacer congas para entrar y salir del público.

Y todo esto sin consumir drogas.

Todo muy londinense.

Te toca, Lola.


8.9.10

Calamarsada

n. f. Relativo o perteneciente a Calamaro. Señas de identidad.
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Calamarsada nº1
Comenzar el concierto 30 minutos antes. Acabarlo cuando quiere.

Calamarsada nº2
Seleccionar canciones del set-list con una ruleta rusa.

Calamarsada nº3
Tocar drogado.

Calamarsada nº4
Hablar de política y futuro drogado.

Calamarsada nº5
Felicitarle el cumpleaños a un difunto.

Calamarsada nº6
Cantar a continuación una canción del mismo difunto.

Calamarsada nº7
Sorprender a tu propia banda improvisando.

Calamarsada nº8
Hacer reír a tu propia banda.

Hay quien ve las tormentas debajo de un techo, espera a que amaine y evita los charcos.
Pero las mejores tormentas son las que pillan por sorpresa y te empapan desde el pelo a los calcetines.

Por eso los calamares son animales húmedos, salpican y escupen.


29.5.10

En Persona

El problema de las preguntas es que provocan respuestas. Y cuando las respuestas son en directo, en persona, hay que ser muy bueno para no defraudar.

Ese era el peligro del festival improvisado que citó un martes en Luz de Gas a Fernando Alfaro, Abraham Boba y Nacho Vegas. Con canciones ajenas a su repertorio, los tres fantásticos se dispusieron a romper el hielo primero en solitario y luego acompañándose unos a otros. El repertorio de Abraham Boba fue de matrícula de honor y la puesta en escena, muy por encima de sus compañeros.
Pero el poder de Nacho Vegas hace que, pianos y violinistas aparte, una canción en tejanos rotos pueda emocionar hasta las columnas. Y así nos quedamos todos después de la Gran Broma Final, maniquís aguantando el techo para que no se nos cayera encima.

Que la verdad no te arruine una buena historia

Tras el aperitivo de canciones llegó un coloquio extraño, desordenado y con demasiados silencios incómodos. Ellos incómodos por las preguntas y el público incómodo por las respuestas, que nunca están a la altura de las canciones.
Aun así, nadie espera que le cuentan la verdad, sino que le hagan feliz aunque sea mentira.


29.4.10

Todo lo que podríamos haber sido tú y yo si no fuéramos tú y yo

Todo lo que podríamos haber sido tú y yo si tú no fueras tú.
Podríamos haber ido juntos de viaje, por que tú no tendrías miedo a volar. Hablarías inglés y me enseñarías a conducir. Nos emborracharíamos juntos porque mi familia te caería bien.

Todo lo que podríamos haber sido tú y yo si yo no fuera tú.
Yo dejaría de formar parte de tu vida y tú no serías responsable de mis errores. No te verías obligado a responderme siempre, porque ya no sería parte de ti. Yo dejaría de tener tus miedos.

Todo lo que podríamos haber sido tú y yo si yo no fuera yo.
Tú no te preocuparías por mi porque sería parte de otro. Viviríamos en países diferentes y nunca nos conoceríamos porque yo heredé tu miedo a volar y nunca aprendí a conducir.

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Todo lo que podríamos haber sido tú y yo si no fuéramos tú y yo es una novela directa y sencilla. Tan fácil de leer que parece escrita en una tarde. Cómo sentarse en una terraza para hacer el café y levantarse a la hora de cenar. Sin darte cuenta del tiempo y de todo lo que pasa a tu alrededor. La novela con el título más largo que he leído, se convierte de repente en un libro básico para dejar, regalar, recomendar y hablar, hablar mucho de él.
Después de leerla, descubro una idea que me obsesionaba, y que Espinosa resuelve en forma de autopsia. Después de todo, no puedo sino envidiarle y dejarlo en la estantería de libros que merecen más de una lectura. Al lado de El Principito.

24.4.10

Continuará

Las historias se digieren mejor cuando finalizan. Nadie puede disfrutar de nada que está viviendo en directo si no lo graba al mismo tiempo para la posteridad. ¿Cómo será recordado todo esto?
Por si acaso voy a guardarme la entrada del concierto, el posavasos que manoseaba o la chapa de la última cerveza. Guardamos recuerdos en directo para montar la película después. Y sólo después, mientras reconstruimos nuestros pasos, podemos valorar de cierto o falso lo que fue.
Por eso nos dirigimos y nos corregimos en función de los recuerdos, porque a nadie le gusta repetir una mala película, no se permite improvisar. Cuando todo acaba puedes recordar tu vida como si fuera ajena a ti. Intentar que sea apta para todos los públicos y maquillar los detalles para que no acaben mal.
Tenemos miedo de los malos finales, cuando en realidad, lo que es insoportable es lo que (todavía) no termina.

23.2.10

Anti-manchas

Modo de empleo:
Comenzando en la frente y en dirección hacia las mejillas, extienda la crema uniformemente hasta cubrir todas las manchas del rostro. Si fuera necesario, llegue hasta el escote o incluso dónde comienzan los recuerdos.

Una vez extendida, disimule y finja que no tiene manchas, que es feliz, y no tiene cicatrices.

Procure que no entre en contacto con los ojos y jamás cubra aquellas zonas sensibles a las que no llega la luz del sol. Recuerde que quiere protegerse, pero no enterrarse.

17.1.10

Comportamientos

La pantalla retransmitía los pasos de la mujer al salir del portal. Pero el televisor estaba mal ajustado, y toda la escena se veía de un color gris molesto. El Controlador subió el contraste de la pantalla y amplió el zoom para encuadrar a la mujer en su paseo. Cuatro pasos, cuatro escalones, abrir la verja, dejarla abierta y saltar con la pierna derecha. Cien metros, saltarse el cruce en rojo y correr hacia la parada del autobús.
Todos los días, de lunes a viernes, a las 7:45 se repetía la misma película. Ella lo repetía, él la esperaba y ella volvía a repetirlo. El Controlador había calculado la longitud de sus pasos, su estatura y su velocidad. Su cuerpo respondía a una rutina casi perfecta, y cuando la veía muy cabizbaja, o cuando sus pasos se hacían más lentos hacía zoom en su cara para adivinar qué le pasaba.
Una mañana salió a las 7:50 del portal. El Controlador pensó que tendría que correr más de la cuenta esa mañana. Pero la mujer salió por el portal despacio, se palpó el bolso mientras caminaba, se paró antes de subir las escaleras y durante 3 minutos buscó y rebuscó algo en el bolso. Retrocedió y volvió a entrar en el portal.

El Controlador paró el vídeo,y apretó el botón de comportamiento extraño e imprimió el acta de intervención. Recogió los papeles, los ojeó por encima y salió de la sala de visionado. En 15 minutos estaba en el portal de la mujer. Esperó a que volviera a salir y se adelantó a su camino y le acercó los papeles grapados.

- Lo siento, ya sabes lo que hay.
- Sí, sí...- dijo de mala gana mientras firmaba el acta de intervención apoyada en su bolso.
- ¿Qué eran...las llaves?
- Las llaves - sonrió al Controlador y subió las escaleras de un salto.
Mientras se alejaba la mujer balanceando el bolso, el Controlador se sintió idiota allí parado y gritó:
- ¡Ya lo sabía!
- ¿Perdona? - La mujer se paró en seco, y retrocedió sobre sus pasos.
- Que ya sabía que eran las llaves. Cada 100 días se te olvidan las llaves. Es la cuota mínima para ser normal.

La mujer se quedó callada y finalmente admitió:
- Tenía miedo de que pensaras que no soy normal.

14.1.10

Desastre bobo

Que llueva en el Palau de la Música no es normal. Pero si toca Nacho Vegas, puede pasar que el agua empape las butacas y todo el público acabe hecho un desastre por su culpa.
Las canciones se pegan a los zapatos, te hacen quedarte quieto y sólo puedes balancearte en tu sitio. Pronto se te arrugan los dedos por tanta agua y te incomoda aplaudir por si interrumpes algo importante. La humedad entumece los huesos, por eso Nacho Vegas es lo más parecido a un maniquí con guitarra y sólo se despega del micro para beber (más) agua.
Las canciones van llenando más y más el Palau hasta que todos buceamos. Mirando el fondo de piedra tallada, uno se pregunta si realmente estarán debajo del agua y toda la banda serán algas moviéndose a la vez.
Y así pasaríamos horas, pero es complicado aguantar un concierto así y salir sano y salvo. Por eso las canciones tienen un final, y por eso hay que pasar algún tiempo sin escucharle para no volverse loco. Porque no es sano pasarlo mal, pero Nacho Vegas parece feliz.