20.3.11

Leche, galletas y a ti

(#leche, galletas y a ti...# No encuent...)
Se palpó el bolso mientras se colaba en su portal aprovechando que entraba un vecino oportuno.
Parece que ya hace bueno
Sí, eso parece. (...Dónde estáis?¿ésto es metálico?¿es un boli?...)
No las encuentras...?
No...

Cuando por fin salió del ascensor no contuvo su desesperación. Era la cuarta vez que le pasaba. Con su obsesión a cuestas por olvidarse las llaves comenzaba a pensar en Freud y en la no-casa a la que quería entrar.¿Dónde buscamos algo que que no tenemos?

Ya estaba volcando el bolso en el felpudo cuando escuchó #¿quieres saber dónde estoy?# bajando por las escaleras, directamente desde el piso superior.
Paró en seco y se puso a reír, dejó de buscar las llaves y empezó a subir las escaleras para acercarse a la música. Subió al siguiente rellano. Cuando estuvo delante de la placa metálica "SÉPTIMO" escuchó la música más nítida.
Acercándose a todas las puertas, se paró delante del 7º 1ª. Cuidado con el ascensor. Alguien abre la puerta en el 4º.
#Y una ambrienta se aproxima aquí...#

Sube otro rellano. Ya no mira de reojo su bolso tirado en las escaleras. Diez peldaños más. En el 9º se empieza a oír mejor. Justo detrás de la última puerta. Aquí se oye mejor.
Abrió la puerta para encontrar por fin la voz metálica y se encontró la azotea vacía.
Recorría el tendedero entre sábanas amarillas, un cactus seco y en geranio en flor abandonado.
Nada. #leche, galletas y a ti, corazón#
En cada esquina se escuchaba la voz más clara. Tiene que estar aquí. Aquí mismo y no lo veo.

Cogió impulso desde una pared y empezó a correr hacia el extremo opuesto hasta saltar por encima del muro justo acompañada con el coro de niños.
Y mientras caía encontró por fin de dónde salía la canción.